jueves, 21 de abril de 2016

LA COCINA DEL QUIJOTE: Bellotas.

Antes de que el consumo de la patata se generalizase, las bellotas dieron un excelente juego culinario en la cocina manchega. Debidamente peladas se utilizaban en numerosos guisos donde ahora aparecen las patatas. Era algo muy económico porque consistía en ir al monte y varear encinas para escoger el mejor producto. Algunas amas de casa las cocían antes de echarlas al guiso para quitarles el posible amargor de la piel. 



Las bellotas inspiran al caballero andante para expresar su famoso discurso de la edad de oro.

Son las bellotas también un antojo de la Duquesa que escribe una carta a Teresa, la mujer de Sancho, para informarla sobre el nombramiento de su esposo como gobernador de la ínsula y aprovecha para pedirle unas cuantas bellotas. 
“Dícenme que en ese lugar hay bellotas gordas: envíeme hasta dos docenas, que las estimaré en mucho, por ser de su mano”.
Teresa muy agradecida por la carta de tan buena, llana y humilde señora que responde “en lo que toca a las bellotas, señor mío, yo le enviaré a su señoría un celemín, que por gordas las pueden venir a ver a la mira y a la maravilla”. 

Sancho presume del oficio de su amo: “Si por principales va ninguno más que mi amo pero el oficio que el trae no permite despensas ni botillerías ahí nos tumbamos en un prado y nos hartamos de bellotas o de nísperos”.

Góngora también hacía referencia a las bellotas: 

                  “Cuando cubra las montañas 
                   de plata y nieve el enero 
                   tenga yo lleno el brasero 
                   de bellotas y castañas”.

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